Los países son objeto de ciberataques diarios debido a una serie de factores interrelacionados. En tercer lugar, los ciberdelincuentes tienen acceso a recursos financieros a través de un mercado negro en línea, donde pueden adquirir herramientas de hacking y datos robados. Esto les permite obtener ganancias financieras mediante el robo de información confidencial y su posterior venta en este mercado.

Por otro lado, las vulnerabilidades de seguridad en los sistemas informáticos también contribuyen a la frecuencia de los ciberataques. Con el avance de la tecnología, las técnicas de ataque se vuelven más sofisticadas, lo que aumenta la probabilidad de que los ciberdelincuentes exploren y exploten estas vulnerabilidades para obtener acceso no autorizado a los sistemas.

Y finamente, el anonimato proporcionado por Internet que dificulta la atribución de responsabilidades a los perpetradores de los ciberataques. Esta falta de identificación de los responsables puede hacer que los delincuentes se sientan más seguros al llevar a cabo sus actividades ilegales en línea, lo que a su vez aumenta la incidencia de los ataques. En conjunto, estos factores crean un entorno propicio para que los países sean blanco de ciberataques con regularidad.